El hormigón, impreso y pulido, es un material de construcción de tendencia en este momento. La demanda de este producto ha aumentado significativamente estos últimos años debido a sus atractivas propiedades. En primer lugar, debe mencionarse que éste es un componente muy resistente a los golpes y al fuego, lo cual proporciona un alto nivel de seguridad y protección para los edificios que lo incluyen en sus proyectos. Y por otro lado, decir que se ha convertido en el elemento decorativo por excelencia, pues es tan maleable que es capaz de adoptar distintas formas y colores.
En https://hormigonimpreso.online/ se muestran las diferentes posibilidades en formas y colores que es capaz de adoptar este material. Los formatos más solicitados, para los distintos suelos de un hogar, son los que tienen apariencia de piedra, pizarra, adoquín y baldosa. Gracias a la maleabilidad de este producto, es posible ambientar los distintos espacios de una casa, aportando distintos matices en dormitorios, cocina, cuarto de baño, sala de estar y pasillo. Pero, ¿qué pasos se han de dar para la correcta instalación de estas superficies?
Trabajos en el suelo a renovar
En primer lugar se debe nivelar la superficie. En este paso es necesario conseguir la uniformidad del suelo a preparar. El hormigón debe poder verterse sobre un espacio alineado y compacto. Por ello, es fundamental retirar cualquier imperfección y desnivel existente en el suelo.
En caso de ser un suelo de tierra, es preciso hacer uso de herramientas como rodillos para conseguir que el suelo quede compacto. De no ser así, se corre el riesgo de que existan movimientos, y en consecuencia, los paneles de hormigón queden desplazados. Los resultados pueden llegar a ser peores si debido a tensiones se producen grietas en el mismo.
Una vez nivelado el suelo, se debe proceder al encofrado del mismo. Este paso requiere delimitar las zonas en las que se tiene pensado verter el hormigón. Para esto, el uso de unos listones de madera es lo más apropiado. La altura mínima de éstos debe ser de unos 20 centímetros, pues el grosor del cemento alcanzará los 15.
El siguiente paso requiere la colocación del mallazo, o tela metálica. Para ello, primeramente se debe extender el hormigón a mitad de altura de la superficie a ocupar. Una vez alcanzada esta medida, se coloca por todo el suelo la mencionada tela. Este material faculta al suelo para resistir tensiones y fuerzas de tracción, algo necesario para garantizar la durabilidad del mismo.
Una vez vertido todo el hormigón, debe nivelarse haciendo uso de una llana de magnesio. Esta herramienta es fundamental para abrir el poro del cemento. De esta manera se puede proceder eficientemente al siguiente paso: la aplicación del colorante y las resinas.
Trabajos en el suelo de hormigón
El hormigón impreso acepta la posibilidad de incorporar pigmentos para cambiar la apariencia exterior del mismo. Así, se consiguen proyectar formatos de suelos tipo pizarra, piedra, teja, etcétera.
Una vez logrado el color deseado, se deben colocar los moldes alrededor de la superficie, para conseguir los matices esperados y conseguir formas del tipo adoquín, baldosa y otros más.
A continuación, se requiere conocer perfectamente las instrucciones del fabricante de hormigón, pues en éstas se indica el tiempo de secado necesario para su correcta cimentación. Avanzar en pasos sin haber agotado el plazo adecuado, repercute negativamente en la calidad final del producto instalado.
Los últimos dos pasos para procurar un correcto fijado del suelo y procurar una larga duración de la superficie impresa son: el lavado con agua a presión y la aplicación del barniz sellador alrededor de todo el suelo.
Siguiendo estos nueve pasos, es posible conseguir reformar el suelo de un piso y ambientar de manera específica cada uno de sus espacios.